Conocido popularmente como Megane Mercury, el artista madrileño de 25 años lanzó su primer EP en 2020 bajo el título Fr33 B33f. Los temas que componen su álbum de estreno mezclan referencias de distintos géneros con fuerte influencia del reguetón y de la música electrónica. Las letras versan sobre cuestiones de sexualidad e identidad de género. Su último lanzamiento ha sido la colaboración con MYUKO en “Ritmo asesino”.
Tal y como ocurre en muchos países europeos, en España el racismo aún es considerado una problemática inherente a las sociedades que se han formado en las antiguas colonias, consecuencia de fenómenos como el apartheid o las leyes de segregación racial en Estados Unidos.
“Creo que España vende una imagen de modernidad que no tiene y está siendo palpable con el crecimiento de la ultraderecha o la no aprobación de la Ley Trans. No puedo decir que España sea un lugar seguro para la gente del colectivo o al menos para mucha de esta”, denuncia Megane, y añade “no hace mucho que en este país salió de una dictadura y seguimos arrastrando mucho de esta. Nos queda mucho por avanzar”.
La escritora Desirée Bela-Lobedde narra en su libro “Ser mujer negra en España” cómo palabras y expresiones como ‘tu país’, ‘papeles’, ‘para ser negra eres muy guapa’ o ‘que bien hablas español’ revelan el subconsciente racista de la sociedad española. El artista Rubén H. Bermúdez a través de su proyecto fotográfico “Y tú, ¿por qué eres negro?” denuncia como el racismo está arraigado en España de tal forma que el simple hecho de señalar puede sonar agresivo.
Gracias al trabajo de activistas, artistas e influencers, el racismo viene siendo debatido desde el punto de vista de personas racializadas que han nacido en España, y que les ha tocado vivir en una sociedad que está en constante cambio, cada vez más diversa pero que se resiste a debatir la cuestión racial.
Sobre el proceso de darse cuenta que era una persona que salía de la norma Megane nos cuenta: “desde pequeño la sociedad ya te deja claro que no eres igual, o que no encajas en ciertos estándares, o simplemente te obliga a entrar en estos. La diferencia es que a medida que pasa el tiempo, sabes identificar esa violencia mejor y sabes ponerle nombre”.
Según el Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales – ODA, del total de personajes LGTBIQA+ presentes en la ficción española en 2019, apenas el 8,2% son racializados. Esto revela que la transversalidad aún es un concepto que necesita ser aplicado al entendimiento de representación diversa en la industria audiovisual, que como se sabe es una importante herramienta de promoción de la tolerancia a la diversidad.
“Como persona negra LGTBIQA+ no me veo nada representada en el Orgullo, al menos aquí en España donde la gente racializada sufre mucha invisibilización y donde la mayoría de los espacios LGTBIQA+ no tienen en cuenta el racismo que hay dentro del colectivo”, señala Megane.
La manera en que se establecieron los parámetros de representación de la diversidad en la industria audiovisual genera la falsa creencia de que la diversidad sexual y de género es una realidad de personas blancas. La mayoría de los personajes LGTBIQA+ en películas y series de gran presupuesto fueron interpretadas por personas blancas, con cuerpos normativos – y en muchos casos por actores y actrices cis-heteros.
La falta de referentes puede ralentizar el proceso de entender y conocerse a uno mismo: “Me di cuenta de que era una persona no binaria en Valencia cuando estuve viviendo allí un año. Alejarme de Madrid dio cabida a reflexionar sobre mi propio género y a dar rienda suelta a mi expresión de género también. Más tarde logré aclararme sobre ello, sobre todo gracias a encontrar en Internet gente cuyas realidades se alinean con la mía a través de sus experiencias”, finaliza el artista.