2025 ha empezado de manera alarmante para la comunidad LGTBIQ+ en México, con al menos cinco personas asesinadas en crímenes de odio durante las primeras dos semanas del año.

Zulma Hernández Mendoza, de 43 años, y Khloe Jiménez, de 17, se convirtieron trágicamente en las primeras víctimas de violencia transfeminicida del año. Ariadna Cortés, una mujer lesbiana de 32 años, fue reportada como desaparecida y posteriormente encontrada sin vida. Ehdibaldo Presa, un hombre gay y académico de la Universidad Veracruzana, también perdió la vida, al igual que Christian Cutiño, una persona muxe de 31 años.

Zulma Hernández Mendoza, de 43 años, vivía en Santiago Jamiltepec, un municipio ubicado al sur del estado de Oaxaca. Según informaron medios locales, el 10 de enero, alrededor de las 10 de la mañana, Zulma fue asesinada a tiros dentro de su local de trabajo. Aunque vecinos alertaron a las autoridades tras escuchar los disparos, aún no se sabe si el ataque fue perpetrado por una sola persona o por un grupo. Hasta el momento, la Fiscalía General de Justicia de Oaxaca no ha emitido ningún comunicado al respecto, y tampoco lo ha hecho la Defensoría de Derechos Humanos del estado.

Khloe Jiménez, una adolescente trans de 17 años, era originaria de Tacotalpa, un municipio al sur del estado de Tabasco. Contaba con el apoyo de su familia y participaba activamente en eventos de su comunidad, viviendo abiertamente como mujer trans. El 13 de enero, Khloe fue encontrada sin vida, con signos de violencia en su cuerpo.

Ariadna Cortés, originaria de Iztapalapa, Ciudad de México, tenía 32 años. El 2 de febrero de 2024, su pareja y su familia reportaron su desaparición en Río Blanco, Veracruz, donde vivía junto a su novia. Ese día, varios hombres irrumpieron en su domicilio y se la llevaron por la fuerza. El 8 de enero, la Comisión Estatal de Búsqueda informó que Ariadna había sido localizada sin vida. No obstante, las autoridades no proporcionaron detalles sobre las circunstancias, ni la fecha ni el lugar donde fue hallado su cuerpo.

Cristian Cutiño, de 31 años, fue encontrada sin vida el 14 de enero en un solar abandonado en Juchitán, Oaxaca, con heridas de arma de fuego. Originaria de Villaflores, Chiapas, Cristian enfrentó un trágico final que aún genera interrogantes.

Por su parte, Ehdibaldo Presa, catedrático de la Universidad Veracruzana y originario de Puebla, también fue víctima de un crimen brutal. El 7 de enero, su cuerpo fue encontrado sin vida en su domicilio en Córdoba, Veracruz, con heridas de arma punzocortante y signos evidentes de tortura. Ehdibaldo impartía clases de agronomía en la universidad, dejando una huella significativa en el ámbito académico.

Como ha señalado el portal Presentes, en la mayoría de los casos de crímenes de odio contra la comunidad LGTBIQ+, las fiscalías no emiten información al respecto. Son los colectivos y activistas quienes asumen la tarea de documentar estos crímenes, exigir investigaciones que respeten los derechos humanos y brindar acompañamiento a las familias en su búsqueda de justicia.

Aunque existe un Protocolo Nacional para garantizar justicia a esta población, las instituciones no lo aplican, lo que deja muchos casos en la impunidad. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha expresado su preocupación por el aumento de estos crímenes, especialmente los transfeminicidios, y ha instado al Estado mexicano a prevenir, sancionar y evitar su impunidad. Actualmente, solo 13 estados mexicanos tipifican el delito de crimen de odio por orientación sexual, expresión e identidad de género.